Tratamiento de hipoacusia (sordera)

La sordera súbita o brusca es una enfermedad poco frecuente (afecta a 20 de cada 100.000 personas por año). Aparece con mayor frecuencia en pacientes de mediana edad y supone la pérdida repentina de la capacidad auditiva, en mayor o menor grado.

Si la persona no es tratada de forma precoz puede ocasionar una pérdida auditiva permanente. En el 90% de los casos los pacientes presentan acúfenos asociados y, entre el 20 y el 60%, vértigo. La aparición de vértigo se asocia a un mal pronóstico entendido como una sordera permanente .

Para las sorderas transmisivas en las cuales existe un obstáculo a la transmisión del sonido (presencia de moco en las otitis medias serosas y/o de pus en las otitis medias agudas o crónicas supuradas; ototubaritis o disfunción de la trompa de Eustaquio, etc.), el tratamiento se basa en la utilización de diversos fármacos, la mayoría de las veces por vía oral. En algunos casos rebeldes de ototubaritis, especialmente en la infancia, se puede recurrir al uso de drenajes transtimpánicos (DTT), lo que requiere el uso de anestesia (general en los niños, local en los adultos).

En caso de sorderas neurosensoriales de tipo medio o severo, después de haber seguido el tratamiento farmacológico prescrito con resultados insatisfactorios, se aconseja la adaptación de audífonos por vía aérea.

Resulta de capital importancia mantener los restos auditivos activos para evitar una “atrofia por falta de uso” de la vía auditiva, con las repercusiones que dicho fenómeno tiene en el deterioro cognitivo del paciente.